Son las lesiones en la piel provocadas por contacto con fuego directo, elementos a altas temperaturas, vapores o sustancias químicas. Existen distintos grados de clasificación de estas, dependiendo de las capas
de la piel que logran afectar.
• Es importante que puedas tranquilizar a la persona que ha sufrido el accidente. Ponerse nervioso y perder la calma no ayudan en nada.
• Enfría la quemadura inmediatamente. Sitúa la zona afectada bajo un chorro de agua fría, por lo menos durante 10 minutos. En caso de quemaduras químicas, ampliar el intervalo a 15 o 20 minutos bajo el chorro de agua abundante. Esto ayudará a calmar el dolor.
• Cubre la zona afectada con vendas estériles y humedecidas. Si no tienes estos elementos a mano, usa paños, sábanas, fundas de almohadas o cualquier cosa que te permita proteger el área. Es muy importante que estas se encuentren lo más limpias posibles para evitar todo tipo de infecciones.
• No apliques cremas, pomadas, aceite, pasta de dientes o cualquier otro producto. El uso de cualquier medicamento o ungüento debe ser indicado por un médico.
• Nunca pinches o revientes las ampollas del herido ya que el líquido que éstas contienen es fundamental para la regeneración de los tejidos. Además, al hacerlo puedes facilitar una infección de la herida.
• En ningún caso le debes quitar la ropa a la víctima, sobre todo si está pegada a la piel. Esto es solo es recomendable en caso de que esté impregnada con productos corrosivos o abrasivos.
• Da de beber abundante líquido a la víctima, ya que el agua también ayuda a la regeneración de los tejidos. De hecho, en el hospital lo primero que hacen con los pacientes quemados es administrarles sueros.
• Retira los cinturones, anillos, relojes, pulseras u otros elementos que puedan apretar al herido.
• A menos que sea una quemadura pequeña, traslada a la víctima a un centro especializado cuanto antes.